Frente la actual ideología globalizada donde alimentos y recursos naturales se transforman en mercancías, el maíz —la base de la dieta mexicana— se ha constituído tanto como el producto agrario más cotizado del siglo XXI, como en un actor principal en la creación del aparato socio-espacial de la agroproducción nacional. El estudio del concepto de la plantación como aparato de control, así como el de las dicotomías que produce—urbano-rural, monocultivo-policultivo, salvaje-domesticado—, garantizan una explotación efectiva de la tierra, y establecen los parámetros ideológicos contemporáneos de la industria del maíz, así como de su mercantilización global.

Réplica y Resistencia lleva a cabo un estudio tipológico sobre diversos sistemas agrícolas, distintas modalidades en la tenencia de la tierra, dinámicas sociales y modelos económicos culturales que se han desarrollado históricamente en México —calpulli, hacienda, ejido— basados en la propiedad social, y la tenencia comunal. Este modelo único de fragmentación del campo mexicano, constituido en pequeñas unidades territoriales o “parches”, ocupan —en conjunto— un espacio amplio en la geografía nacional. Su preservación contribuye cultural y simbólicamente a la generación de pequeñas resistencias que ofrecen una oposición real al gran capital, y sus argumentos técnicos que buscan poner en duda su viabilidad como unidad de producción agropecuaria. La comprensión histórico-cultural del maíz como espacio y sustento, materializa un argumento para una crítica retroactiva que lo reivindica como un espacio habitable y un futuro viable.